Desafío Sweet despertar: Día 2 "Dejar ir"

Lloraste. Ayer lloraste mucho, a la mañana y a la noche. Lloraste más de 3 horas seguidas. Todavía no entiendo de dónde salían tantas lágrimas. Y hablaste todo, te descargaste. Ayer fue un día de limpieza, de purgar lo nocivo.

Caminaste, respiraste el aire puro de las montañas, te bendeciste con el agua del lago. Hiciste silencio y tu respiración se aquietó. Te alimentaste de la noche y sus sonidos, dejaste caer la lluvia en tu rostro y sentiste cada gota fría como un haz de luz que entraba y sanaba esos ojos tan heridos. Hasta que dejaste de tener frío, y sentiste que tu temperatura corporal y la de la tierra donde estabas sentada, eran la misma. Estabas volviendo a vos.

Y la noche pasó, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

Cuando despertaste, un curioso sol te espiaba y alumbraba a través de la ventana. Porque después de la lluvia siempre sale el sol, y después de la tormenta viene la calma, siempre.

El día que llegó tenía un rostro pálido, unos carnosos labios rosados y unos grandes ojos hinchados. Y no fue hasta que lo viste, que empezaste a comprender.

Hoy transitas el camino desde otro lugar, un paso más arriba, donde podes mirar como observadora. Un nuevo punto de vista te da más esperanza, el cambio de perspectiva es necesario y doloroso, pero no podes negar que caminar más liviana te hace sentir más sana.

Lo peor ya sucedió, ya pasaste el proceso de curación, ahora te toca cuidarte vos sola y seguir sanando.

Ojalá no tengas que volver a verme más, pero si llegaras a necesitarlo sabés dónde encontrarme: Pasillo del Alma al fondo, consultorio del Corazón, es el número 3.

Un gusto re-conocerte. Adiós.

                                                                                           

DESAFIO SWEET:

Dinámica creativa a cargo de la bella y dulce Magalí. Consiste en 16 días de escritura, 16 días de liberación sin ningún tipo de límites, sólo el de encontrarnos y conectarnos con nuestro más profundo ser.

En mi caso, el Desafío Sweet me encuentra despertando; volviendo al abrigo de las letras, envolviéndome de su dulzura y por qué no también de su rudeza. Aquí desnudaré mi alma hasta lo más hondo, y que surja lo que tenga que ser. Me abro a ellas.

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